Hace unos días te hablaba sobre la alfabetización científica entendida como cultura científica y como una sociedad en la que la gente tiene un alto grado de este tipo de conocimientos tendrá una serie de beneficios prácticos, económicos y culturales. Sin embargo, no te he contado que existe una gran variedad de enfoques en relación a la cultura científica lo que aún no haya una definición completa y consensuada de todo lo que implica. Hay muchas palabras diferentes que se usan de forma similar a “cultura científica” como “alfabetización”, “percepción social de la ciencia”, o ”comprensión pública de la ciencia” pero en realidad todos estos términos no son sinónimos, sino que tienen diferencias en cuanto a los enfoques e incluso los modelos políticos que respaldan.

La visión tradicional sobre la cultura científica apoya la idea de que aquellas personas con mayor conocimiento tendrán una percepción más favorable de la ciencia. Sin embargo, considerar que entre el nivel de conocimiento y la actitud hacia la ciencia es una relación simple, positiva y lineal, en realidad, es una sobre-simplificación.  La actitud de una persona hacia la ciencia parece depender de más factores que solo el nivel de conocimiento científico. La forma información recibida sobre ciencia, así como la forma en que ese conocimiento haya llegado hasta los ciudadanos también juega un papel muy importante en la actitud que tendrán las personas hacia la ciencia.

La “alfabetización científica” defiende que la cultura científica es algo individual, es decir, es lo que la gente sabe o entiende sobre ideas y conceptos científicos y se produce desde una fuente que emite los conocimientos (especialistas) hasta la persona receptora de dicha información. De esta forma, el la educación y la difusión masiva de los contenidos más básicos e importantes de la ciencia y la tecnología son la forma de combatir el desconocimiento de la población (modelo del déficit cognitivo).

En cambio, la “apropiación social de la ciencia” defiende un carácter más social de la cultura científica ya que el interés individual debería de estimularse con actividades que involucren a las personas que pertenezcan a sectores concretos de la sociedad con el objetivo de obtener una democratización de las decisiones relacionadas con la ciencia y la tecnología. De esta forma se intenta hacer a la ciudadanía participe en temas relacionados con la ciencia haciendo que el público se involucre y que incluso practique la ciencia (enfoque CTS).

La versión más amplia de la cultura científica, aquella que incluye tanto la perspectiva individual como las dimensiones sociales de la ciencia y la tecnología, necesita que toda la comunidad científica de cada uno de los niveles (como educadores, profesores, científicos o instituciones) intervenga en transmitir los diferentes conocimientos científico-tecnológicos. Y no solo eso, sino que más que la transmisión de conocimientos científicos concretos lo más necesario es que la población comprenda cómo funciona la ciencia y su posible impacto social para poder ejercer el control democrático y su derecho de participación ciudadana.

Referencia

Lázaro, M. 2009. Cultura científica y participación ciudadana en política socio-ambiental.
Tesis Doctoral, UPV/EHU, pp.: 87-106.

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