Foto del Museo Micropia por Ciencia Miúda

Ya sabéis que yo con este blog quiero convenceros de que las bacterias molan mucho pero la verdad es que sus nombres pueden tirar un poco para atrás. Y es que probablemente alguna vez habéis visto nombres de bacterias, como por ejemplo la famosa Escherichia coli, y os habéis preguntado de dónde salen estos nombres tan raros que los científicos le ponen a los microorganismos. Bueno, microorganismos y resto de seres vivos porque en general todos los nombres científicos son bastante raros.

La forma de nombrar a las bacterias (y demás seres vivos) que se utiliza en ciencia fue desarrollada por Carlos Linneo en el siglo XVIII y se basa en un nombre binomial escrito en latín. Es decir, los nombres de los seres vivos están formados por dos partes:

1) se corresponde con el género al que pertenece la bacteria: Escherichia, siempre escrita la primera letra en mayúscula.

2) se corresponde con la especie a la que pertenece la bacteria y siempre va precedida de la palabra que se corresponde el género: Escherichia coli. Siempre, siempre, siempre va escrita en minúscula.

Además, al lado del nombre binomial también puede aparecer una especia de código de letras y/o números que hace referencia a que cepa es: Escherichia coli ATCC25922. En microbiología, se usa la palabra cepa para hablar de una bacteria concreta (y de todas aquellas en las que se va a ir dividiendo y que se consideran idénticas).

Imagen creada con Biorender por Ciencia Míuda

A parte de esto, los nombres científicos tienen que seguir una serie de normas internacionales (Códigos Internacionales de Nomenclatura). Por ejemplo, cuando escribimos el nombre de una bacteria SIEMPRE debemos ponerlo en cursiva o si no es posible (porque estamos escribiendo a mano, por ejemplo) subrayarlo. Además, la primera vez que escribimos el nombre de la bacteria (lo que se llama primera mención) hay que poner el nombre completo pero las siguientes veces se puede abreviar el género. Es decir, no hace falta escribir siempre Escherichia coli. Después de la primera mención podemos abreviar y escribir E. coli.

En castellano estamos acostumbrado a que los sustantivos terminados en -a, –d o -z suelen ser femeninos mientras que los terminados en -e, -i, -l, -n, -o, -r o –s suelen ser masculinos, así que puede ser que alguna vez leyendo os encontréis en algún texto escrito «el Streptococcus» o «la Klebsiella«. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los nombres de las bacterias no tienen género, así que podéis escribir la bacteria E. coli o el patógeno E. coli pero no deberíais utilizar lo de «la E. coli«.  

Espero que estas nociones básicas para nombrar correctamente a las bacterias os sean útiles para que vosotros mismos también intentéis convencer a la gente de que las bacterias molan.

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