Cada día hacemos mediciones constantemente: cuantos cartones de leche hay que comprar, cuantos minutos me lleva llegar al trabajo andando, a qué velocidad puedo ir en el coche y un larguísimo etcétera. Pero… ¿realmente sabemos qué es medir? Pues medir no es otra cosa que el hecho de asignar un número a una magnitud (eso que queremos cuantificar) comparándola con una unidad de referencia. Muchas veces pensamos que las magnitudes solo son físicas (la altura, el peso, el volumen, la velocidad) pero también pueden no serlo (la alegría, la felicidad, el dolor). En aquellos casos en los que queremos medir algo pero no tenemos una magnitud física, esta se suele sustituir por una aproximación que si lo sea. Por ejemplo, como no existe una magnitud física capaz de medir la calidad investigadora de los científicos muchas veces esta se mide en función del número de artículos científicos publicados.

Seguro que muchos de vosotros conocéis (o al menos os suena) el sistema internacional de unidades que está formado por siete unidades básicas (amperio, kelvin, segundo, metro, kilogramo, candela y mol) que se usa en casi todo el mundo. Sin embargo, muchas veces en nuestro día a día solemos usar otro tipo de medidas. Por ejemplo, el otro día mi nutricionista me propuso hacer la siguiente receta de “pan” de plátano (lo pongo entre comillas porque llamarle pan me parece un poco delito): 120 gramos de avena, 4 huevos, 2 plátanos maduros, un chorro de leche y un poco de esencia de vainilla. Probablemente muchos de vosotros la veáis como una receta normal, con sus medidas cotidianas: un chorro de esto, un poco de aquello. Pero para mi estas medidas son imperfectas y no me son otra cosa que un quebradero de cabeza porque estoy acostumbrada al laboratorio donde medimos en gramos (g) y mililitros (mL) usando básculas y probetas.
Muchas medidas cotidianas como una cucharada o una taza son bastante intuitivas porque utilizan un objeto común tanto como unidad de referencia como instrumento de medida pero…¿qué volumen se considera un chorro de leche? ¿y un poco de vainilla? Esta arbitrariedad en la cantidad de leche y vainilla añadida a la receta me lleva al concepto de error, que es la diferencia entre el valor medido y el valor real. Algunos errores se producen dependiendo del instrumento utilizado para medir y están relacionados con la exactitud, que es su capacidad para medir el valor real. En cambio, otros errores son aleatorios y están relacionados con la precisión del instrumento de medición, esto es, su capacidad para obtener valores similares en diferentes ocasiones bajo las mismas condiciones.
Las medidas nunca son perfectas, ya sean oficiales o cotidianas, hechas con báscula de precisión o a base de cucharas. Lo importante es saberlo y poder actuar en consecuencia.