Puede que la filosofía nos parezca algo antiguo y abstracto, pero en realidad puede tratar temas tan actuales como el poder distinguir entre la ciencia y pseudociencia. No podemos negar que es un tema de total actualidad pues es muy común encontrarnos con anuncios de pseudoterapias a nada que naveguemos por internet. Sin embargo, la problemática de cómo ser capaces de distinguir entre el conocimiento científico y el no científico no es nueva. De hecho, ya le quitaba el sueño a Karl Popper cuando escribió su libro “Conjeturas y Refutaciones” allá por 1983. De esta forma Popper tenía como principal interés el poder distinguir entre ciencia y pseudociencia. Algo de suma importancia ya que según él “la ciencia a menudo se equivoca, pero la pseudociencia a veces da con la verdad”.

Con esta problemática en mente, Popper se da cuenta de que las teorías de Freud, Adler y Marx (tan de moda en su época) tenían una serie de puntos comunes. Uno que le llamó especialmente la atención fue el aparente poder explicativo de estas teorías, ya que parecía que cada una de ellas podía explicar con éxito cualquiera cosa que sucediera dentro de su campo. Además, parecía que todas ellas le proporcionaban a las personas que las «descubrían» una experiencia de revelación intelectual, ya que una vez conocidas se abría ante el individuo una nueva realidad a partir de la cual absolutamente todo a su alrededor no hacía otra cosa que confirmar estas teorías. De esta forma una de las mayores características de estas teorías era su constante necesidad de confirmación y verificación. Siempre se adaptan a los hechos así que siempre van a ser confirmadas. En cambio, en la ciencia (y en concreto en el caso de la teoría de Einstein demostrada en la expedición de Eddington que describe Popper) siempre se da una incompatibilidad de forma que la observación de determinados resultados negarán la veracidad de cierta teoría.
Referencia:
Popper, K.R. 1983. Conjeturas y refutaciones. Ediciones Paidós. ISBN: 978-84-7509-146-4