Me he dado cuenta de que a día de hoy ya le he dedicado a la ciencia un tercio de toda mi vida, pero la verdad es que nunca me he parado a reflexionar sobre que pienso realmente sobre ella. Siempre (desde que tengo memoria) he tenido lo que yo llamo curiosidad científica. Desde niña me gusta saber por qué pasan las cosas en la naturaleza, entender cómo funciona el cuerpo humano o comprender cómo y por qué nos ponemos enfermos. Supongo que lo más normal era que acabara estudiando y trabajando en algo relacionado con la ciencia para poder entender y darle sentido a todas esas preguntas que se acumulaban (y continúan acumulándose) en mi cabeza. Pero… ¿Qué es la ciencia? Pues nada más y nada menos que una forma específica y particular de obtener conocimiento mediante observación y experimentación sobre fenómenos naturales, sociales y artificiales. Porque ya sabes la ciencia no sería lo que es sin su método científico (pero ese es otro tema).

Foto de Vlad Tchompalov / Unplash

A lo largo de todos estos años mi interés por la ciencia ha cambiado conmigo, ha pasado de producirse por el simple entretenimiento y la curiosidad científica cuando era pequeña a tener un objetivo más social y útil con la sociedad en la que vivo. Puede sonar muy cursi, pero a mí como ciudadana el poder aportar conocimientos (por pequeños que sean) para ayudar al avance general de la sociedad es de las mejores cosas que tiene el poder ser investigadora. Y es que me gustaría que quedase muy claro que en mi opinión el hacer ciencia no nos hace mejores ni peores que el resto de ciudadanos, simplemente nos permite colaborar en el desarrollo y en el buen funcionamiento de nuestra sociedad como cualquier otra persona. Sin embargo, mentiría si dijese que todo relacionado con la ciencia es una maravilla. En el mundo científico también hay precariedad laboral, acoso, discriminación, robos, engaños y demás maldades, y es que no se nos puede olvidar que detrás de la ciencia hay personas. Y siempre como en todos lados hay personas de todo tipo.

Aún así y después de todo lo visto a lo largo de estos años sigo teniendo una gran fe en la ciencia, de cómo poco a poco nos permite ir encontrando pequeñas pistas para ir entendiendo un poco mejor el mundo que nos rodea. Me sigo maravillando con sus avances y descubrimientos. Creo que con todo este conocimiento científico-tecnológico que generamos continuamente los científicos de todo el planeta, los países deberían de tener la capacidad no solo de tomar mejores decisiones para sus habitantes sino también predecir y anticipar acontecimientos perjudiciales (desastres naturales, accidentes, enfermedades, etc.) o en el peor de los casos saber lidiar mejor con sus perjudiciales efectos.

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