
Seguro que más de alguna vez te ha pasado que tú has dicho una cosa y la persona que te ha escuchado a entendido otra. Esto se debe a que las personas somo seres subjetivos, de forma que nuestra interpretación va a depender de nuestra experiencia vital (nuestras creencias, nuestros valores, nuestro estado de ánimo, etc.). Por este motivo la (programación) neurolingüística (PNL), que se basa en que existe una relación muy importante entre nuestro lenguaje y los circuitos neuronales que se activan cuando nos comunicamos, defiende que la empatía es la clave de la comunicación.
La PNL surgió en California en la década de los 70 como resultado de la combinación de la psicoterapia con la comunicación y el desarrollo personal. Sus creadores, Richard Bandler y John Grinder, dedujeron que entender la relación entre los procesos neurológicos (neuro-) y el lenguaje (-lingüística) con los patrones de comportamiento aprendidos a lo largo de nuestra vida (programación) puede ayudarnos a lograr objetivos específicos.

Según la PNL todos los cerebros son iguales pero lo que hemos vivido y nuestro lenguaje (nuestra “programación”) es lo que nos diferencia unos de otros. De esta forma, todos recibimos información del exterior a través de los cinco sentidos: vista, oído, gusto, olfato y tacto. Sin embargo, está información es continua y, según la PNL, sería también excesiva por lo que de forma inconsciente eliminamos una parte de ella. Así, al recibir solo una parte de la información, esta llega a nosotros normalmente distorsionada.
La PNL defiende que algunas personas tenemos un sentido preferente (modalidad sensorial), de forma que hay personas que perciben mejor el mundo a través de la vista mientras que hay otra gente que lo hace a través de algunos de los otros sentidos. De esta forma, si sabemos cual es nuestro sentido preferente y qué tipo de información es más eficientemente procesada por nuestro cerebro, mejor podremos perfeccionar nuestras capacidades comunicativas al optimizar nuestra habilidad para valorar las diferentes situaciones y comprender a los demás. Además, conocer el sentido preferente de la persona con la que nos queremos comunicar nos permitirá adaptar nuestra forma de interactuar (utilizar aquellas palabras, aquellos gestos o aquellas posturas) para que nuestra charla sea más convincente.

Incluso, la PNL defiende que podemos saber si una persona miente si dirige su mirada hacia la derecha. En cambio, una persona que levanta la mirada hacia la izquierda estaría pensando en algún recuerdo. Sin embargo, la creencia de que se puede conocer el tipo de procesamiento cerebral que está realizando una persona simplemente por sus movimientos oculares se ha rechazado ya numerosas veces. Y es que muchos afirman es que la PNL en realidad no estudia ni analiza el comportamiento, emociones o pensamientos de los demás, sino que simplemente trata de relacionar conductas observables (cruzar las piernas o los brazos, mirar a la izquierda, tocarse la nariz) con estados estados emocionales (ansiedad, mentir, estar a la defensiva) de forma arbitraria.
La PNL es una pseudociencia que ha sido ampliamente refutada pero que sigue teniendo un gran éxito sobretodo en el sector empresarial y entre algunos profesionales de la salud. Esto probablemente se deba a la gran confusión que produce el que utilice términos que parecen científicos (neuro-, -lingüística) que le dan apariencia de ciencia. Además, el hecho de que algunos de sus fundamentos resulten muy creíbles y que pretenda cubrir la autoestima, la interacción social y el éxito, sin duda, juega a su favor. Sin embargo, los beneficios de la PNL no han sido comprobados científicamente. De hecho, el psicólogo y divulgador Tomasz Witkowski llevo a cabo un análisis exhaustivo de todas las pruebas empíricas controladas de la PNL que habían sido publicadas hasta la fecha. De 33 estudios relevantes, un 54,5% de los ofrecían resultados negativos sobre la PNL mientras que el 27,3% restante eran ambiguos.

Por favor, NUNCA confundáis la neurolingüística con la programación neurolingüística (PNL). La neurolingüística estudia los mecanismos del cerebro humano que facilitan el conocimiento, la comprensión y la adquisición del lenguaje, ya sea hablado, escrito o con signos establecidos a partir de su experiencia o de su propia programación. La neurolingüística es una ciencia interdisciplinar, es decir, se basa en otras ciencias como son: la neurociencia, la lingüística, las neurobiología, la neuropsicologia y la ciencia computacional.
Y es que en los últimos años, se ha puesto de moda el usar prefijo neuro- para que cualquier enfoque se asocie con las neurociencias, que son un conjunto de disciplinas científicas que estudian la estructura, la función, el desarrollo, la bioquímica, la farmacología y la patología del sistema nervioso y de cómo sus diferentes elementos interactúan, dando lugar a las bases biológicas de la conducta.