No se puede negar. La cafeína está de moda. Pocas son las personas que no toman nada de cafeína a lo largo del día. Pero…

¿Cómo funciona la cafeína? La cafeína es un alcaloide que bloquea los receptores de una molécula que se llama adenosina que tiene efectos sedantes e inhibitorios del sistema nerviosos central. Por eso tiene la capacidad de excitarnos. De hecho, está demostrado que 75 mg de cafeína mejoran procesos cognitivos que aumentan la atención, la memoria y el aprendizaje. Además, la cafeína también puede aumentar la resistencia al ejercicio (3 mg cafeína/kg peso corporal) y reducir la sensación de cansancio (4 mg cafeína/kg peso corporal) si la tomamos una hora antes de hacer deporte.

Hoy en día ya no solo podemos consumir cafeína tomándonos un café, sino que también está incluida productos de todo tipo: zumos enriquecidos, suplementos deportivos, chicles funcionales y complementos alimentarios. Pero donde más ha aumentado el consumo de cafeína es a través de las bebidas energéticas (también llamadas bebidas energizantes). Y es que por cada 80-100 mg de cafeína que hay en un café expreso nos encontramos con 105-150 mg por cada lata de bebida energética.

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Muchas de este tipo de bebidas tienen una gran concentración no solo de cafeína sino que tienen un montón de azúcar también. Al ser normalmente latas de gran tamaño hace que consumamos bastante más de estas dos sustancias de los que pensamos. Veamos varios ejemplos de bebidas energéticas y comparemos los datos de cafeína y azúcar con los de un refresco.

Red Bull: la primera bebida energética del mercado. Su lata de 355 mL contiene 11 g de azúcar y un 0,03% de cafeína por cada 100 mL de bebida. Esto quiere decir que cada vez que nos bebemos esta lata le metemos al cuerpo 36,85 g de azúcar y 106,5 mg de cafeína.

Monster: Bebida energética muy conocida cuyos envases son de gran tamaño. Su lata de 500 mL contiene 12 g de azúcar y un 0,03% de cafeína por cada 100 mL de bebida. Esto significa que esta lata tiene un total de 60 g de azúcar y 150 mg de cafeína.

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Burn: Bebida energética que se vende en latas de menores tamaños. Su lata de 500 mL, contiene 16 g de azúcar y un 0,03% de cafína por 100 mL de bebida. Por lo tanto, por cada una de estas latas consumimos 80 g de azúcar y 150 mg de cafeína.

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Coca-cola: refresco de cola. Su lata de 330 mL contiene 10,6 g de azúcar por 100 mL, pero no pone la cantidad exacta que contiene de cafeína. Por lo tanto, por cada una de estas latas consumimos 34,98 g de azúcar y una cantidad indeterminada de cafeína.

Por lo tanto, la lata de Burn es la bebida que mayor contenido nos aporta tanto de cafeína como de azúcar, 150 mg y 80 g, respectivamente. Le seguiría el Monster (150 mg y 60g) y por último Red Bull (106,5 mg y 36,85 g). Como vemos en función de los datos, la cantidad de azúcar de una lata de coca-cola es mucho menor (34,98 g) que la que hay en el Burn (80 g) y Monster (60 g) aunque similar a una lata de Red Bull (36,85 g). Dado que la concentraciones entre las diferentes marcas no varía mucho, estas grandes diferencias que observamos cuando nos tomamos una lata de estos productos se encuentra en el tamaño del envase. Lo que me hace preguntarme a que se debe que estas compañías de bebidas energéticas hayan elegido unos volúmenes de consumo tan diferentes: 500 mL (Monster y Burn) y 355 mL (Red Bull).

Además de la cafeína y el azúcar, las bebidas energéticas tienen otras sustancias que las compañías utilizan como reclamo ya que, en teoría, les proporcionan un alto valor añadido (ejemplos son la taurina, el ginseng o la carnitina). Sin embargo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), ya ha dicho hay no evidencias de que estas sustancias tengan ninguna propiedad saludable (al menos de momento).

Aunque a muchos os pueda sorprender las bebidas energéticas están sobretodo dirigidas a un público joven. De hecho, datos oficiales de la EFSA muestran que en Europa el 18% de los niños entre 3 y 10 años y el 68 % de los adolescentes de entre 10 a 18 años consumen este tipo de bebidas de forma habitual. Incluso, el 12 % de estos se beben 7 litros al mes.

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Las compañías detrás de esta bebidas tienen una gran parte de culpa de estas atrocidades, pero está claro que nosotros debemos estar mucho más atentos sobre qué comemos y qué bebemos.

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