Dependiendo de cómo una cultura gestione el conocimiento y qué tipo de conocimiento practique y promueva, va a depender su forma de entender el mundo, y por lo tanto, de su definición de “conocimiento”.

La forma en la que el ser humano gestiona del conocimiento (adquisición, justificación o legitimación y transmisión) no solo es diferente en cada cultura, sino que ha cambiado a lo largo de la historia. Así, se han elaborado diferentes tipos de relatos (míticos, teológicos, filosóficos y científicos) que confieren identidad cultural a pueblos, épocas o a zonas concretas del planeta. Estos relatos que intentan ser explicativos, y a menudo, también normativos, configuran imágenes del mundo (IM).

Foto de Krizjohn Rosales / Pexels.com

En estos relatos, que tratan sobre una gran cantidad de temas (el origen del mundo, la diversidad de las lenguas, las leyes que nos gobiernan, los principios morales, etc.), no solo importa el contenido (qué se dice) sino que también es muy importante la forma (cómo se dice). Así, los relatos míticos, teológicos, filosóficos y científicos también tienen diferencias epistémicas entre ellos. De hecho, dado que cualquier forma de entender el mundo no es compatible con cualquier sistema de valores, estos aparte de su significado epistémico también tienen también un sentido socio-cultural. Por ejemplo, el valor epistémico de la verdad tiene un correlato axiológico ya su uso favorece la veracidad y la honestidad intelectual fortaleciendo la fiabilidad social, facilita la deliberación racional de las decisiones sobre el bien común, así como dificulta la manipulación y el engaño.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s