Grande o pequeño. El tamaño y las distancias son relativas pues siempre dependen con que las compares. Y es que el universo se compone de muchas escalas, podemos encontrarnos con lo más inimaginablemente grande pero también con lo infinitesimalmente pequeño. Desde enormes galaxias a pequeñas partículas subatómicas.
Hoy quiero hablaros de astronomía, en concreto vamos a hablar un poco del sistema solar. Como pequeño recordatorio, nuestro sistema solar pertenece una galaxia que se llama Vía Láctea, y está formado por el ocho planetas y una estrella (el Sol). Los planetas se pueden dividir en dos tipos: los interiores que son sólidos (Mercurio, Venus, Tierra y Marte) y los exteriores que son gaseosos (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno). Además, también hay otros planetas enanos como son Eris o Plutón (pero estos no se suelen estudiar en el colegio) así como satélites y otros cuerpos pequeños.

El tamaño del sistema solar es tan grande que a una persona le sería imposible recorrerlo. Pero seguramente esto no os diga mucho. Vale, el sistema solar es grande, muy muy grande pero… ¿y qué? Pues resulta que un problema común en astronomía es que a veces los tamaños y las distancias son tan grandes que nos resulta muy complicado entender que significan realmente esas cifras. Así que para que os hagáis una idea he representado el sistema solar utilizando varias de las tazas que tengo por casa (sí, soy muy fan de las tazas). Si la distancia entre el Sol y Neptuno fuera de 100 cm en lugar de los 4.500 millones de kilómetros de distancia reales, la distancia entre los planetas sería algo tal que así. Mercurio sería un vaso de chupitos, Venus y Tierra tazas de café con leche, Marte una taza de café, Júpiter y Saturno serían las tazas extra-grandes y Urano y Neptuno tazas de desayuno.

Puede que a partir de ahora penséis en nuestro sistema solar de otra forma, pero lo que es seguro es que yo nunca volveré a ver a mis tazas con los mismos ojos.
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