Nuestro genotipo, el conjunto de genes presentes en los cromosomas, es casi idéntico en todos y cada uno de nosotros (99,9%). Sin embargo, casa persona es completamente diferente al resto, incluso los hermanos gemelos tienen caracteres y comportamientos diferentes. Esto se debe a que los genes nos ofrecen diferentes posibilidades, pero depende de nuestras circunstancias específicas (entre ellas nuestro ambiente) el cómo nos vamos a desarrollar como personas. Sin embargo, también hay que tener en cuenta que nosotros somos los que creamos nuestra cultura así que entramos en una especie de ciclo que se retroalimenta. De esta forma, cambios en nosotros (como seres vivos) producidos por un cierto ambiente pueden deberse a modificaciones sobre dicho entorno. Y es que en la compleja relación genes-organismo-medio los tres factores actúan tanto como causa y como efecto. De hecho, se ha visto que el ambiente es capaz de marcar algunos de nuestros genes modificando su comportamiento.

Somos quienes somos, no solo por nuestros genes sino por nuestra cultura, que normalmente está relacionada con el lugar en el que vivimos. Y es que como dijo el antropólogo Marvin Harris “por sí sola, ninguna predisposición genética puede explicar nada sobre el comportamiento humano real”.
Por todo esto, no podemos estudiar nuestra evolución biológica como especie sin tener en cuenta nuestra cultura (y su evolución) a lo largo de todo este tiempo. Y es que la evolución cultural y biológica son bastante similares. En ambos casos hay una variabilidad (genética o cultural) sobre la que actúa la selección natural. Sin embargo, también hay diferencias. La evolución cultural es mucho más rápida y puede darse entre civilizaciones distintas.

Nuestra cultura puede afectar a nuestra evolución biológica en varios sentidos. Por ejemplo, nuestra capacidad craneal probablemente sea muy similar a la del Homo sapiens “original” pero seguramente nuestra cultura ha permitido que nuestra conciencia y nuestros estados cerebrales sean bastante diferentes. De igual forma, nuestra cultura con nuestros avances médicos hace que personas que en otros tiempos no habrían sobrevivido, bien por enfermedades o por accidentes, lo hayan conseguido y se reproduzcan aportando sus genes “no-aptos” a la población. Por último y basándome en una película que se llama Idiocracia, podría suceder en un futuro que la población tenga una menor inteligencia ya que hoy en día en nuestra cultura las personas que más hijos tienes no suelen ser aquellas personas más inteligentes.