Hoy en día vivimos en una época donde la comida es más segura que nunca. De hecho, toda la comida que podamos encontrar en un supermercado es 100% segura, sin embargo no toda esta comida es saludable.
En general, las personas normales y corrientes (como yo) tenemos cierta idea de lo que es saludable y lo que no lo es. Por ejemplo, el chocolate con leche está muy rico pero todo el mundo sabe que no es un alimento saludable. El problema viene cuando ciertas empresas se aprovechan de nuestra intención de comer sano para meternos productos que en realidad no lo son.
La estrategia del asterisco es una táctica que utilizan ciertas empresas para conseguir que compremos sus productos pensando que van a ser beneficiosos para nuestra salud. Para ello, en su embalaje sugieren que cierto componente nos va a ayudar a mantenernos sanos. Sin embargo, junto al nombre de este ingrediente tan saludable suele aparecer un asterisco que nos indica que en realidad el componente al que se le atribuyen propiedades beneficiosas es otro (que tiene que aparecer aprobado en la lista de declaraciones autorizadas de propiedades saludables de los alimentos). Además, este ingrediente realmente beneficioso debe estar presente en una concentración al menos del 15% de la cantidad diaria recomendada para que sea legal decir que el alimento es beneficiosos para la salud.

El primer ejemplo sería el de Danone que nos dice que su kéfir contiene fermentos lácteos y levaduras de este hongo, y que es «fuente de salud». Así que lo normal es deducir que estos fermentos sean los responsables de esas propiedades saludables que se le atribuyen al producto. Pero la evidencia científica solamente ha demostrado que los fermentos lácteos ayudan con la lactosa a aquellas personas que tienen problemas para digerirla, pero no para el resto de la población. Sin embargo, es legal que Danone ponga que este producto mejora nuestra salud porque contiene calcio (15%) y vitamina D (15%), que son nutrientes reconocidos científicamente por sus beneficios para la salud.

Algo similar ocurre con el segundo ejemplo, las galletas Chiquilín de Artiarch que aportan energía (y sabor). Como consumidores podríamos pensar que la energía que nos prometen las galletas viene de los cereales, huevos y miel que contienen. Sin embargo, no está regulado que estos ingredientes aporten energía produciendo una mejora en nuestra salud. En cambio, el calcio, el hierro y la vitamina D que contienen estas galletas si que está demostrado que contribuyen al metabolismo energético normal y al funcionamiento normal de los músculos.
Seguro que a partir de ahora tendréis más cuidado con las cosas que decidís comprar en el supermercado.